Perry Farrell, cantante y líder de la banda Jane’s Addiction, organizó en 1990 un festival para despedir a su agrupación en 1991, aunque años después retornarían con nuevas canciones y en nuevos eventos.
Para innovar en el tema de entretenimiento, Farrell decidió que el festival viajaría alrededor de Estados Unidos y Canadá dándole un mayor alcance al público objetivo, pues las personas podrían buscar ciudades cercanas a donde vivían para poder ir, llegaron a presentarse hasta en 30 ciudades en dos meses. Tal vez la idea originó por la corta edad de sus seguidores y de los fans del Grunge, género primario del festival, que claramente no podrían desplazarse a una sola ciudad para asistir al festival. Sin importar la razón, el festival fue un éxito y ese concepto del “road trip” al que fue vinculado le dio una fortaleza impresionante porque en un solo viaje abarcó las giras de varios grupos reconocidos del momento.
Para 1992 el festival creció significativamente y esta vez se creó un segundo escenario atrayendo aún más público por el fuerte potencial de su cartelera. Con los años Lolapallooza se convirtió en un referente de la música Grunge y en uno de los espacios más importantes para darle fama a este género en nacimiento. Artistas como Red Hot Chili Peppers, Nine Inch Nails, Siouxie and the Banshies, Smashing Pumpkins, Pearl Jam, Tool, y hasta raperos como Ice Cube y Cypress Hill acompañaron el evento a lo largo de los años, pero además de eso, artistas locales tuvieron la oportunidad de viajar por todo Estados Unidos y darse a conocer fuera de los escenarios de sus ciudades de origen. Además de eso el festival incluyó espacios para presentaciones de circo de Jim Rose Circus (de ahí el chiste de Homerpalooza en Los Simpson), de circo marcial asiático con Shaolin Monks, espacios para promoción y reclutamiento de políticos ambientalistas radicales, para estaciones de juegos virtuales (por eso hoy en día Playstation es uno de los patrocinadores más importantes), y exhibición de obras de arte.
Lollapalooza no era un festival cualquiera, era la expresión de la cultura noventera, algo así como lo fue Woodstock para los hippies. En el festival había espacio para promoción de políticas radicales, de protección del medio ambiente, inclusión y otros conceptos promovidos en general por la cultura Grunge que se oponía tanto al culto de la imagen creado por el rock y pop de los ochenta.
Después de 1994 géneros como el Punk Rock y la electrónica de mano de artistas como Green Day y The Prodigy, fueron muy importantes, de manera que dieron más cabida a nuevos artistas y a lanzarlos casi de manera internacional. Pero para 1997 el festival tuvo que terminar por sus altos costos y porque fue un momento de cambio en que otros géneros empezaron a aparecer en la escena y a opacar a los rockeros del momento. El concepto detrás del festival, sin embargo, fue tan importante para la industria y los artistas que en 2003 Perry Farrell decidió retomarlo. El costo, no obstante, lo hizo una quimera casi irrealizable o irrepetible.
En 2005 la empresa Capital Spots & Entertainment compró la marca y repitió el festival con 5 escenarios en la ciudad de Chicago, esta vez fue un gran éxito y para 2011 Farrell logró replicar la experiencia en Santiago de Chile, luego en 2012 también la realizó en Sao Paulo y para este año se repetirá en Buenos Aires también. Lollapalooza recuperó su concepto de “road trip” y esta vez viaja a Latinoamérica.
Este caso es un festival que ha marcado un hito en la historia del entretenimiento porque es un éxito completo precisamente porque su concepto es clarísimo. En 2014 se realizará en 4 ciudades con los mismos artistas principales y con artistas de cada región, de manera que se darán a conocer en nuevos mercados porque por región no se toman artistas locales sino del sur del continente para los eventos de Chile, Argentina y Brazil y del Norte para el de Chicago. Lollapalooza definitivamente es un claro ejemplo de lo que se debe hacer a la hora de pensar en un concepto detrás de un producto artístico o cultural.
