Praga es una ciudad encantadora. Encontrarse con este lugar es deslumbrante. Praga es un lugar donde se respira un aire de tranquilidad, de tolerancia, de pasividad. En Praga uno puede hacer turismo histórico, de museos, de arte, de fiesta, de drogas, de cerveza, de parques, de lo que sea.
Checoslavaquia es una nación que toda su vida ha sido conquistada por algún imperio abusivo, hasta su independencia después de la caída de la URSS, por lo tanto la historia de este pueblo, siempre unido, pero siempre sometido, es la historia de diferentes opresiones de diferentes culturas. En Praga eso se nota en todas partes. Empezando por la división de la ciudad, que se debe a que hace muchos años Praga eran 4 pueblos gobernados por 4 reyes diferentes, por lo tanto en cada esquina de la ciudad se puede encontrar un castillo o palacio diferente. La arquitectura de cada pueblo era diferente por lo tanto se encuentran rastros de cada una de estas coronas. Con el paso del tiempo esos rastros se fueron llenando de elementos de culturas como la Húngara, luego la Austriaca, luego la Rusa y la Gringa. Hoy en día la indefinición de identidad es latente en todas las paredes. Esto, claramente, se refleja en una tolerancia de parte de las personas supremamente amplio, que además se expresa en el arte de manera impresionante en cada esquina, en las calles, en los museos y en las esculturas.
El centro de Praga es muy fácil de caminar, con un recorrido de uno o dos días lograrán cubrir por lo menos 3 de los principales castillos, el barrio Judio y la mayoría de plazas donde encontrarán en cada una algo interesante, además podrán pasar por el puente Carlos (Karluv most) que no sólo es el más viejo de la ciudad, sino que desde el S.XIV conecta la ciudad antiguo con la ciudad pequeña y unió dos reinos diferentes.
Sin embargo les recomiendo un día más de lo que tengan planeado para que puedan visitar la TV Tower, y el castillo más alejado, el Vysehrad, que queda sobre una montaña al lado del río y tiene una vista espectacular tanto de la ciudad antigua como de la nueva. Por error, buscando la entrada a este castillo, llegamos al museo de la policía, un museo al que usualmente no habría entrado, pero una vez adentro, a pesar de que todas las explicaciones estaban en Checo, descubrí un lugar donde se refleja perfecto el cambio de opresión que ha sufrido este país a lo largo de la historia. Para llegar a él deben ir hacia Vysehrad desde el centro por la vía Nuselsky y no por la del río, que es la que en realidad tiene un mejor acceso a la montaña donde está ubicado.
Los hostales cerca a este parque son mucho más baratos que los del centro y bastante acogedores, les recomiendo el Clown and Bard. En el centro les recomiendo buscar el restaurante James Dean, aunque es costoso, es bastante interesante porque está ambientado en un “Diner” gringo de los 50.