HERMENÉUTICA A “FALTAN CINCO PA LAS 12”

descargaUna de las canciones más sensibleras de estas épocas es la reconocida canción “Faltan cinco pa las 12”; sonará en cuanta emisora, disco viejo y Compact Disc de recopilados decembrinos que se respete. La canción fue creada por el compositor e intérprete venezolano Néstor Zavarce quien  ostentó una carrera artística sin igual en los años 40′, en más de 30 novelas y 22 películas.

 La canción se convirtió en un himno radical de las fiestas decembrinas latinas y mundiales. La cantinela se hace sonar diez minutos antes del fin de año con abrazo a la mamá, viéndola con carita de perro como diciéndole “de pronto es la última navidad con la viejita”. Y ni hablar de la suculenta borrachera más comilona del contexto, que despierta una nostálgica compasión con la más vieja de la casa, casi sembrando las flores sobre su tumba, sin la opción a que ese ser recordado (que en este contexto está casi dormida) pueda refutar o pensar en un año venidero.

Por ello y otras razones analizaré su letra desde el arte de interpretar textos sagrados por fragmentos (o en términos correctos: hermenéutica) para el deleite de aquellos intelectualoides que en este domingo pre-festejo prefieren leer artículos “más serios” y que “enaltezcan” la sabiduría.

Primera Estrofa

(Cantado) Faltan cinco pa’ las doce

el año va a terminar

me voy corriendo a mi casa

a abrazar a mi mamá…

 Aunque aparenta amor por la mamá, el personaje de la canción decidió pensar en la progenitora cinco minutos antes de la celebración, es decir tuvo 364 días para irse a buscarla o darle un poco de su tiempo, incluso pudo salir dos horas antes de la fiesta, o por lo menos llamarla. Pero decide hacerlo cuando la gente empieza a anunciar la llegada del año nuevo.

Segunda Estrofa

(Hablado) Me perdonan que me vaya de la fiesta

Pero hay algo que jamás podré olvidar

Una linda viejecita que me espera…

En las noches de una eterna navidad…

 El más conocido de sus fragmentos y el más sospechoso, ya que la rima navideña engaña con su sonidillo catastrófico y apesadumbrado que solo deja la lágrima sin escuchar su trasfondo. El personaje sumido seguramente en el alcohol le da un “berrinche” de arrancar de la rumba porque le dio por acordarse de la mamá. Analicemos el contexto: faltan cinco para las 12, no hay transporte, está “prendido”, y el mundanal ruido y el grito de la gente en la fiesta no deja para pensar en la mamá, se piensa más en las uvas, en el vino o en buscar más bien las maletas para no dejar de pasear el año entrante. Es en realidad una estrofa llena de escaramuzas para no sentirse sólo en una fiesta que seguramente es de la tía que tenía un puesto en Corabastos.

Tercera Estrofa

(Cantado) Las campanas de la iglesia están sonando

Anunciando que el año viejo se va…

la alegría del año nuevo viene ya

los abrazos se confunden sin cesar…

El personaje le dio mamitis y arrancó para la casa donde la madre debe estar o dormida o dando ventana a la pólvora ilegal que no la deja dormir. Sin embargo el borrachito arranca trastabillando por el aguardiente entre las calles para llegar a la casa, pasa por la plaza principal del pueblo, levanta la cabeza ladeada por el alcohol, observa el reloj con los parpados dormidos de la perra que lleva y decide terminar su estribillo -como realmente termina, no como su disco de grandes éxitos decembrinos-  esta deprimente canción:

Cuarta estrofa

(Hablado) Faltan… (Mira el reloj) Déjalo así…

Ya no llego… Yo voy el día de las madres.

 ¡Un estrofa  hecha una verdadera oda al sentir, pensar y actuar de nuestros pueblos!, ¡del aquí y del ahora!, una alabanza, una glorificación del pensamiento, un poema, un verso, un cántico una alabanza hecha canción a la doble moral borracha y desesperada como es la navidad misma. Tan pegajosa como un chicle en el zapato.

Felices fiestas. Embórrachese porque este año no cumplió la mitad de las metas que se propuso y porque sabe que no va a cumplir las del próximo. Ahogue sus penas en alcohol porque cada año pasa más rápido y cada día le deja menos tiempo para su familia.

Y con un buen acento borracho y tufo aguardientero: ¡Feliz día de la madre!

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