Barcelona es una de las ciudades más turísticas del planeta, sólo este año ha recibido más de 8 millones de personas en la zona urbana. Los planes más clásicos incluyen recorrer La Rambla y sus zonas históricas aledañas que incluyen el barrio gótico, los edificios neoclásicos, las ruinas romanas y los edificios modernos influenciados por Gaudí. También están el Park Güell, el Tibidabo y Mont Juic. Aunque estos lugares podrán ser muy interesantes, les contaremos de ellos la próxima semana porque en realidad nos interesa más indagar sobre lugares algo menos visitados.
Por eso nos vamos a enfocar en una rambla más recorrida por los habitantes de la ciudad que por los turistas, aunque de 8 millones unos cuantos tienen que llegar hasta acá. Para los más entendidos creerán que hablamos de la Rambla del Raval, una de las más bonitas de la ciudad donde Botero alguna vez dejó un gato gordo, pero no. Aunque la recomendamos enormemente por su gran cantidad de restaurantes, afluencia de estudiantes y bares, nos vamos a ir un poco más lejos: a la Rambla del Poblenou.
Para nosotros es la rambla más bonita y siempre he tenido la oportunidad de alojarme cerca de ella (o vivir, en el último caso). La rambla es más angosta que las otras más conocidas, sin embargo es bastante larga y llega directo al mar, por lo cual es una de las más apetecidas por familias y comerciantes para hacerla el centro de la vida social del sector.
Les recomendamos empezar el día por las playas de Bogatell y Marbella que están justo donde comienza la rambla y son seguramente de las mejores que existen para turistas dado que no están llenas de ellos y los “chiringuitos” o kioskos son mucho más baratos y bastante mejores.
Al final de la rambla está el Parc del Poblenou, un parque dividido en partes que atraviesan varias calles, cerrado por unos vidrios que lo hacen parecer un zoológico repleto de árboles y diseñado con formas bastante peculiares.
La próxima semana les contaremos sobre un recorrido más clásico de Barcelona, pero igual de interesante.