Entre lo analógico y lo digital

analogico4 Las nuevas generaciones somos el resultado de un mundo que va a pasos agigantados. Somos testigos de una transformación en la forma de relacionarnos, de interactuar, hasta en  la forma de “levantar”.

Vivimos el paso de lo analógico a lo digital, de las oscilaciones al contacto directo y sin rodeos. Pasamos de la comunicación lenta por medio de cartas a los correos electrónicos instantáneos, del teléfono de disco al de tono, de las fotos de revelado a las que aparecen con un simple toque.

Si nacieron entre los ochenta y los noventa, aún podrán recordar lo que era cuadrar una salida por teléfono “análogo”, porque ni siquiera era de tono,  y hablar con el papá, la mamá o en el peor de los casos con el hermano antes de que nos pasaran a la directamente interesada. Por más de que nos llenemos de vergüenza, alguna vez en la vida nos vimos obligados a grabar el top 10 de Radioactiva en un cassette, porque no teníamos ni un peso para comprar el CD de Limp Biskit, Korn o Garbage.

Siempre nos hemos burlado de nuestros papás y de sus “viejeras”, pero tenemos que aceptarlo, hoy en día son nuestros primitos, los que se burlan de nosotros cuando hablamos del Super Nintendo, Caballeros del Zodíaco o los Micro Machines.

analogico3Fuimos la generación que aprendió a bailar con música en 8bits sobre un tapete al que llamaban Dance Dance Revolution. Aprendimos a cuidar  mascotas con otro invento de tierras lejanas que se conocía como el Tamagushi y los más ñoños jugaban con bolas en las que se encogían y desencogían animales, que conocemos popularmente como Pokemón.

Los futbolistas soñábamos con ser Oliver Atom, Steve Hyuga, Benji Price o el siempre polémico Richard Tex Tex. No sólo nos enseñaron que un partido puede durar más de tres capítulos y que correr de cancha a cancha puede parecer un objetivo difícil de cumplir, sino que en un partido se vale volar por los aires y montarse encima de otros jugadores para meter los goles más increíbles que ni Dennis Bergkamp o Zinedine Zidane podrían anotar.

1224437887_msn_messengerEn esa época no pedíamos el pin, ni el Nick de Twitter ni mucho menos nos agregábamos a Whats App. Pedíamos el teléfono fijo y el correo para “meter al levante” a Messenger. Recuerdo que podía pasar muchas horas de mi vida viendo a esos dos cuerpos verdes dar vueltas y vueltas, mientras el modem hacía sonidos infernales que salían de las entrañas de la CPU con la ilusión de encontrarla conectada.

Recuerdo la sensación de impotencia que me daba cada vez que el armatoste que ocupaba la mitad del  espacio de mi estudio se apagaba cuando con una sutil patada apagaba el “voltamatik”, más conocido como el transformador, terminando así con mis posibilidades de invitar a salir a ese “levante” o perdiendo los pocos avances no guardados (porque no existía el ctrl + G) del trabajo final de la clase de sociales o biología.

Somos una generación “visagra”: somos los conejillos de indias, algo desvencijados ya por el poco uso, que fuimos obligados a vivir y adaptar los grandes cambios de la tecnología. Entendemos que Internet no ha existido toda la vida y que la humanidad no ha solucionado todos sus problemas intelectuales con un SmartPhone en la mano o a través de Google, porque Encarta no lo sabía todo. Jugamos Packman, pasamos por Metal Gear Solid o Crash Bandicoot y aún seguimos jugando Fifa 2014, Assault Assasin o Call of Duty.

Entendemos las variaciones y lo indeterminado de lo analógico, pero vivimos con las certezas y “seguridades” de ese complejo mundo digital.analogico2

 

Fotografías: Maria Ximena Cortázar

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