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El negro más divertido de los años 50

“I came into this world black, naked and ugly. And no matter how much I accumulate here, it’s a short journey. I will go out of this world black, naked and ugly. So I enjoy life.”
Jalacy Hawkins

 Los Simpson es uno de los referentes culturales más importantes de las últimas dos décadas. Censurados en los colegios por su ‘violencia’, subestimados en las universidades por ser televisión y desdeñados por nuestros padres por ser irreverentes, insensibles o vacíos; lo cierto es que en cada capítulo de esta serie, por malo que sea, se encuentran referencias a películas, programas de televisión, escenas literarias y hasta reflexiones filosóficas detrás de las parodias más divertidas de la sociedad estadounidense. Revisen en Wikipedia, cada capítulo está reseñado y complementado con una explicación a las múltiples referencias culturales que hacen.

Una tarde mientras saltaba de un canal a otro me encontré con esos muñecos amarillos, vi lo que quedaba del capítulo y mientras me distraìa con algo, en los créditos sonó un blues acompañado de gruñidos, gritos y extraños ruidos vocales. Tenía que averiguar que canción era, si sale en Los Simpson tuvo que haber sido famoso por algo. Me encontré con el negro (sí, negro no es un término despectivo) más extravagante e histriónico que jamás había visto, no hay Marilyn Manson, Ozzy Osbourne o metalero satánico que se compare con este show. La canción se llama I put a spell on You, y según él, había sido compuesta para ser una balada, pero al momento de grabar, él y sus músicos estaban tan borrachos que no se acuerdan de lo ocurrido. A la semana siguiente le llegó la grabación y además de no entender cómo había resultado eso, por más que lo intentaba le quedaba imposible volver a imitar los los gruñidos que había grabado. Tuvo que tomarse un vaso de whiskey antes de acercarse a lo que había hecho inconsciente. Ese día nació Screamin’ Jay Hawkins.

Ese primer sencillo fue un éxito rotundo y bastante extraño. Empezó sonando en todas las frecuencias del país, pero paulatinamente fue siendo censurado debido a quejas en relación a la “obsenidad” de sus gruñidos, incluso la disquera tuvo que grabar una segunda versión más pulida para poder seguir sonando en el radio. Durante su apogeo, a Jay Hawkins le ofrecieron trescientos dólares si salía de un ataúd al inicio de uno de sus conciertos, ritual que finalmente implementó en todos sus shows y que empezó a complementar con pieles de leopardo, serpientes de caucho, un collar con colmillo de Jabalí, un hueso amarrado a su bigote y hasta una calavera adicta al cigarrillo llamada Henry, incrustada en su bastón.

El éxito que consiguió con I put a spell on you en 1956 nunca pudo volverlo a ganar a pesar de la acogida de Constipation Blues o The Feast of Mau Mau, sin embargo le valió para convertirse en actor de cine y uno de los músicos más influyentes en la música y show de personajes como Black Sabbath, Dread Zeppeling, The Horros, Marilyn Manson, Alice Cooper o Tom Waitts.

No era el tipo más inteligente, en vida reconoció 53 hijos y después de su muerte en el año 2000 lograron identificar que en total eran 75 a través de http://www.jaykids.com. Pero con un historial de vida como el que tuvo, la vida de este humilde remedo de escritor parece haber pasado en un calabozo. Jalacy Hawkins estudió piano y composición cuando niño y aprendió a tocar guitarra a los veintipico de años. A los 13 combatió en la segunda guerra mundial utilizando una identificación falsa y fue retenido por los Japoneses durante año y medio hasta que lo rescataron los gringos. A los 20 años fue campeón de peso medio de boxeo en Alaska, y hasta los 26 se estuvo preparando para cantar ópera. La dejó porque nadie vendía ya ópera.

Este es el recomendado de la semana. Un transgresor y extravagante negro antesesor a los payasos que se toman en serio sus monerías. Diviértanse, este tipo lo hizo con estilo.

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