Cada vez más cerca

Lo único que separa a Montevideo de Buenos Aires es el Río de la Plata. Por lo demás podía creer que nunca había dejado de pisar suelo argentino. Seguía escuchando ese acento entre español e italiano que, para mis oídos poco acostumbrados a los dialectos del sur,  resultaban exactamente iguales. Lejos estaba de pensar que ese paseo al Uruguay me iba a resultar más colombiano de lo que yo esperaba.

Paseando por esa mezcla de culturas, entre argentinas y uruguayas, terminé entrando a uno de los mejores bares de tango en Montevideo que, irónicamente, tanto había buscado en Buenos Aires y por cosas del azar no había podido encontrar. El lugar se llamaba “Fun Fun” y era un pequeño local en el centro de la ciudad; con viejas mesas de madera, una barra lateral y un pequeño escenario. El bar estaba decorado con viejos retratos de periódico, fotografías de reconocidas figuras del tango y camisas de los más importantes clubes de fútbol latinoamericano.

La única forma de poder entrar  al “Fun Fun” era con reservación, todos los días tenían un espectáculo diferente y los amantes del tango no dejaban de asistir ni por una sola ocasión. Esa noche se presentaba el guitarrista más famoso del bar y junto a él tres cantantes de tango que, por los autógrafos que firmaron y los aplausos que recibieron, parecían consagrados artistas charrúas de los que poco se oye hablar en el trópico.

Eso lo pude corroborar esa misma noche, cuando sin ningún tipo de pudor, un grupo de coterráneos que parecían ser serios ejecutivos que venían a Uruguay por negocios,  después de unos cuantos tragos, empezaron a bailar sobre las mesas al son del tango y la milonga y entre movimientos que parecían más de champeta o reggaetón mientras le gritaban al cantante uruguayo “otra, otra”, quien poco entendía lo que estaba pasando.

Los uruguayos terminaron emparrandados al mejor estilo colombiano y por lo que se pudo ver esa noche, los serios ejecutivos cerraron con broche de oro su visita a Montevideo.  Por mi parte, sentí por unos instantes esas extrañas ganas de regresar que hasta ahora no había sentido a la largo del viaje. Aunque aun me queda mucho por recorrer, ya voy sintiendo como se acerca el momento de volver.

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