En El Chorro nos gusta verle el lado escondido a las cosas que aparentemente ya todos conocemos, el lado oscuro de la luna, el lado personal de un asesinato a Sangre Fría, o el lado narrativo de una historia real. Como ya se habrán acostumbrado nuestros pocos pero fieles lectores, nuestros artículos no suelen informar sobre novedades, ni sobre descubrimientos fantásticos, sino más bien sobre cosas que no sabíamos (ni tampoco ustedes, asumimos) de artistas, músicos, cineastas o el medio conocido que se nos cruce. Algunas veces incluso sobre algunos no tan conocidos pero que están haciendo cosas que nos parecen interesantes y que vale la pena mostrarlas, pero claro, desde ese lado oscuro que son los bastidores.
La Ciberrevista El Chorro se enfoca en esos pequeños detalles que hacen una producción posible y que llevan a los artistas a presentarse en grandes escenarios o pequeñas tarimas, en muchas salas de cine o en pantallas específicas, en galerías internacionales o en galerías de diseño. El Chorro busca a los artistas y los interroga por esos detalles que el público no conoce y le gustaría conocer. Los seguimos a espacios íntimos de la creación que no parecen verse en sus productos pero de que están…, están.
Nos vamos al Photoshoot de una banda familiar, seguimos a unos DJs a uno de sus toques más extraños en Zipaquirá, reseñamos desde los ritmos que hacen uno nuevo sabroso y bailable desde el frío bogotano, hacemos crónicas de viajes por el mundo y buscamos lo que pueda llegar a interesarle cuando usted decida ir por allá; le contamos el significado que quiso contar el director en películas gordas, calvas y bajitas, entrevistamos a un actor en su espacio de profesor, o a un director sobre la manera en que creó una obra, y así, uno a uno, nuestros artículos no se quedan en lo evidente, no se quedan en el escenario sino que van más allá, detrás de la cortina que cubre el escenario, detrás del telón. Vamos a ese lugar oscuro donde se esconde el artista para prepararse para mostrar su creación al mundo antes de impactar un público exigente como el de ahora.
Es que además sabemos lo difícil que es producir un producto artístico y los muchos pasos que toca dar antes de que llegue al público; y sabemos que durante ese proceso creativo es donde está lo más interesante por contar de cualquier obra y allá es donde tratamos de llegar. Mientras los artistas nos lo permitan, mientras nos sigan leyendo (viendo y escuchando) y nos sigan compartiendo para que nos lean (vean y escuchen) más, pues podremos llegar a esos espacios aparentemente escondidos de la cultura.
Por ahora seguiremos buscando artistas y productos artísticos que sobresalgan por sus valores creativos y pronto podremos empezar a indagar en más campos inexplorados de temas aparentemente muy conocidos…, ya veremos con qué sorpresas saldrá El Chorro para nuestros fieles lectores.