“Ala, ¿quiai del FICCI?”

Una manada de cachacos -enviados por El Chorro- anda suelta en Cartagena, deambulando de teatro en teatro, persiguiendo a las estrellas internacionales de un lado a otro y sobre todo, viendo cine, mucho cine, en la versión 53 del FICCI.

¿Cómo sobrevive un cachaco en la ciudad amurallada? ¿Cómo resiste la humedad y la temperatura? ¿Cómo lo logra, aún cuando le ven la cara de “gringo”? Cómo, acaso, sus quejas son por la falta de tiempo para todo lo que hay por hacer en un día, gastando sólo unos pesos.

Tenemos la respuesta a cada uno de estos misterios aunque debemos admitir los peros del evento. Cartagena es linda, muy linda, y de eso no hay duda. Pero puede ser ruda y más cuando no se cuenta con las facilidades de uno de los típicos hostales boutique donde por su puesto se quedó toda la farándula criolla –farsándula, prefieren decir algunos- durante el fin de semana. Aquí unas cuantas recomendaciones, por momentos confirmaciones ingenuas, para cuando usted decida ser ese cachaco que asista a la fiesta de cine más grande de Colombia.

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Tres pisos térmicos

Sólo pensar en 32 grados de temperatura más humedad da calor. Para un cachaco que sabe todo el sudor que eso implica, el quemado de camarón y la posible deshidratación a la que se someterá, estar en Cartagena es motivo suficiente para la eterna quejadera y los constantes resoplidos diciendo “Uy qué calor”. Sin embargo, el FICCI, pensando en todos los los desadaptados, propone una experiencia con tres climas diferentes. Cómo si fuera cuestión de estaciones, si se dirije a la zona norte de la ciudad, encontrará “la nevera”. Allí, además de encontrar un sitio para la meditación por ser poco frecuentado por las ánimas cinéfilas, tendrá acceso a seis salas con aire acondicionado traído desde la Antártida. Se recomienda una ruana.

Mientras tanto, cerca al Centro de Convenciones de Cartagena, a pasos del popular barrio Getsemaní, usted será bienvenido por un clima tibio en dónde sus quejas se acallarán mientras disfruta del “Cine bajo las estrellas” proyectado en una pantalla al aire libre. Por último, si efectivamente lo que usted quiere es hornearse, le recomendamos visitar el recinto del salón FICCI ubicado frente a la plaza Santo Domingo. Allí, las altas paredes retienen la humedad y el calor humano propagado por las filas de cientos de personas que, sin el carné de prensa, están resignados a una fallida y larga espera pues la sala de prensa es de un tamaño diminuto. Todos, incluido el jet set criollo, están avocados al crespo y al inevitable mapa ante la sensación térmica. A la entrada, para su comodidad, la pauta comercial se habrá compadecido por su cara de tibieza y le regalará todo tipo de artefacto sopla viento.

Festival gratis

De los creadores del Festival de cine en Cartagena, les presentamos “no necesitas plata para entrar”,“todas nuestras funciones tienen entrada libre” y “por favor asistan que es gratis”. Claro, eso sucede si tiene en cuenta que un domingo, ante el aviso de cine gratis, todos los locales están metidos de cabeza en las funciones programadas en las salas de los centros comerciales. La entrada también se vuelve difícil pues habrá más de uno mojando prensa, estimulando su faceta intelectual y aprovechando los pasajes pagos pro-gala de los India Catalina. En pocas palabras todos los actores y las actrices a los que les va medianamente bien estarán ocupando sillas que hubieran podido ser suyas llegando con la necesaria anticipación. El gran aliciente, sin duda, es que una vez es lunes el poder del festival vuelve a los verdaderos interesados mientras la farándula huye despavorida porque se acabo la fiesta. Se puede entonces hablar de un público real en el FICCI?

Sea como sea, la fauna es variada. Usted, sobra decirlo, no gastará un peso y podrá asistir a una nómina enorme de eventos y proyecciones. Además será agasajado con cantidades anómalas de galletas Tosh en todas sus presentaciones, un par de mojitos patrocinados por Habana Club y si está de suerte, una cubeta de palomitas GRATIS. Su billetera, amenazada por la creencia de que siendo mono y barbado usted es millonario, tendrá días de descanso gracias a la organización del evento.

Planes para todos

Nada mejor que la oferta variada de planes para que el cachaco sienta que tiene el poder de elegir. Es más, si quisiera, podría asistir a los cocteles de gala de las productoras de televisión o incluso ocupar las gradas de los India Catalina para conocer a Marlon Moreno y ver cómo Caracol aplasta a RCN. Todo depende, claro, de lo que quiera. Ahora, tenga en mente que si bien las películas colombianas están en competencia, no por eso son las representantes del mejor cine. Quizás sea mejor dedicarse a ver las extranjeras porque tarde que temprano todas las nacionales llegarán a usted, si es que vale la pena verlas. Un dato curioso: el museo de la inquisición estará reservado para las torturas cinematográficas del año, así que prepárese para su visita.

Habíamos dicho en algún momento que el FICCI se las picaba de grande y podemos confirmarlo con hechos reflejados en la programación y el despliegue del evento que salió a flote a pesar de un par de detalles. Para el festival, un gran aplauso.

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